sábado, 19 de abril de 2008

MARCO NUÑEZ DUQUE (Quito1967-1988)

MAÑANA A LA CUEVA DE ZOONDERET
(*Y si quieres conocer más de éste personaje conéctate con los blogs de K-OZ, buhoandino y ultimatum)

CAPITULO I

En el reino de los animales pequeños existían conejos, ra­tas, cusos, gallinazos, escorpiones, moscas y ranas. Las ra­tas y conejos cada cuatro años se turnaban la facultad de dirigir el destino del reino desde la cueva de zo-onderet, que tenía brotes de agua cristalizada llamado estalactitas y es­talagmitas. En grandes jaulas tenía en cautiverio a todas las moscas del reino; las ranas para poder alimentarse tenían que encontrar zanahorias y fabricar queso a cambio de unas cuantas moscas.

En los alrededores de la cueva estaban los escorpio­nes, cargados de veneno; su misión: defender la cueva en los ataques de algunas ranas inconformes. La columna de escorpiones la dirigía el curso Llofre; el principal de los rato­nes era Leopoldo y el jefe de los conejos: play boy.

En la meseta los gallinazos auxiliares de los escorpio­nes -tenían la dirección del conejo Blas. En los lagos apa­recían imágenes y sonidos que informaban a las ranas de los suce-zoos del reino



CAPITULO II

El cuso Llofre surgió en las lagunas y expresó lo que sigue: "hoy capturamos a un grupo de ranas que con un za­pato pretendían asesinar a su excelencia ratón Leopoldo, defenderemos el sistema ratonil a pesar de la incitación de algunos conejos, y para esta sagrada misión bajaremos la cantidad de moscas por zanahorias recogidas y queso
elaborado".

Un grupo de ranas avanzó hasta las afuera de las cue­vas de zo-onderet y murieron por el veneno que lanzaron los escorpiones. Para apaciguar los ánimos el conejo play boy apareció en las lagunas y declaró: "la oposición conejil al régimen del ratón Leopoldo", esto claro está, no lo creyeron las ranas que conocían del proyecto.

CAPITULO III

Se reunieron el cuso Llofre y el conejo Blas en el valle para comer tierra y zanahoria, respectivamente, y beber néctar de flor, importado de aveja llacta; bajo el efecto del néctar el conejo Blas se puso de pie y dijo: "...porque eres un cuso que sólo haces huecos en el reino; los conejos tenemos más jerarquía que ustedes, yo debería dirigir a los escorpio­nes". Hubo un intercambio de veneno y plumas entre galli­nazos y escorpiones guardaespaldas; luego, el conejo Blas se dirigió con sus guardaespaldas a la meseta.

En las imágenes de las lagunas aparecieron el cuso Llo­fre y el ratón Leopoldo y manifestaron que el conejo Blas había cesado en sus funciones al mando de los gallinazos; las imágenes sucesivas mostraron al conejo sublevado, e in­formaron que junto a los gallinazos se había tomado la me­seta.

CAPITULO IV

Minutos después en la meseta el conejo Blas gritó: “llamo a las ranas a unirse contra el tiranosaurio que nos go­bierna, por que ha sido un régimen que las ha perjudicado incluso con los huecos dejados por el cuso Llofre, que han provocado accidentes; según las condiciones, mañana, marcharemos a la cueva de zo-onderet!"; los gallinazos gritaron: ¡ahora, ahora¡

Todo esto apareció en las lagunas, muchas ranas sim­patizaron con el conejo Blas, pero otras decían: las ratas y conejos nos dominan desde la cueva de zo-onderet, y sus pe­leas solo se producen cuando beben el néctar floral de la abeja-llacta.

CAPITULO V


El ratón Leopoldo envió a gran cantidad de escorpiones, al mando del cuso Llofre; en diez minutos llegaron a la meseta; el cuso amonestó en voz alta: "Blas, conejo Blas se te juzgará con el tribunal de honor; recuerda que den­tro de cuatro años nuevamente estarán los conejos en la cueva de zo-onderet"; no hubo respuesta…

Los escorpiones iniciaron el ataque; hubo un inter­cambio de veneno y plumas y mas tarde hubo picotazos e inoculaciones; una hora después vencieron los escorpiones.

El conejo Blas fue capturado y puesto a órdenes del ratón Leopoldo, quien, pidió explicaciones del incidente; el conejo dijo que la arenga de marchar a la cueva de zoon­deret era: “sólo por reclamar”.

Las ranas, que conocían el proyecto, tuvieron entonces la oportunidad de difundirlo entre sus compañeras, y mu­chas de ellas sabían lo que decía: “tomaremos zapatos y ro­baremos de los depósitos el veneno de los escorpiones; ex­terminaremos a ratas, conejos, cusos y gallinazos; liberare­mos a las moscas; ya no habrá búsqueda de zanahorias y fa­bricación de queso; solamente tendremos que dedicarnos, a buscar las moscas, que volarán solo entonces libremente, a todo lo ancho del reino”.

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